lunes, 2 de diciembre de 2013

Mustallar (1.935 m.)

Un bonito y frío día gallego partimos de casa de mis padres hacia Piornedo. La carretera está helada y vamos como tortugas-monje, rezando lo que podemos para no patinar en alguna de las curvas inclinadísimas de estos lares que parecen hechas con la intención de echar sal todos los días pero que luego no. quí la sal no saben ni lo que es. En fin, llegamos a Piornedo, un pintoresco pueblo perteneciente a Lugo pegado a León con un montón e horreos y pallozas.


Comenzamos el ascenso saliendo del pueblo por la parte superior, está todo indicado y no hay mucha pérdida, menos mal, porque no hay un alma a quien preguntar.
El camino va en suave subida hasta llegar a un valle, se cruza el río y se continúa subiendo hasta otra planicie donde se toma una vereda que alcanza el collado y la base del Mustallar.

Planicie con el collado justo detrás de mi cabeza y el Mustallar al fondo.
Al llegar al collado nos encontramos con unos paisanos que nos dicen que la subida está muy helada y que sin crampones se bajan. Nosotros nos lo pensamos, "cawen too después de venir hasta aquí con la carreretra como está y la distancia desde Madrid y ahora de vuelta por los p... crampones. Vamos a probar primero." Porque la experiencia nos dice que cada uno tiene su propia mirilla para ver el nivel de dificultad de las montañas. Así que vamos a catalogar el riesgo por nuestra propia mirilla. Y así comenzamos a subir y efectivamente está chunguilla la cosa pero vamos avanzando, "cawen ni crampones ni piolets", en fin habrá que poner extremo cuidado. Y poco a poco vamos llegando a la cima sin sustos.

Cumbre del Mustallar (1.935 m.)
Ahora toca acordarse de bajar, que es lo realmente chungo, decidimos que tendremos alguna oportunidad más si bajamos por todo ha subido el resto de la Humanidad, y que, no hemos querido seguir en la ascensión porque las pisadas lo han helado todo más aún, pero como esa zona tiene una valla que limita no sé qué al menos podremos agarrarnos a algo antes de caer, así que aunque es hielo todo lo que pisamos nos vamos agarrando a la base de las estacas y volvemos a rezar a San Ciprián (por ejemplo) para no tener que poner a prueba tan bella instalación en plena cumbre más alta de Lugo (normal por otra parte conociendo como ya voy conociendo a los lucenses.

Así llegamos sanos y salvos al collado, y volvemos a respirar y a disfrutar volviendo la vista atrás y es que por mucho que una montaña parezca fácil, en determinadas condiciones y días de levantarse con el pie torcido uno lo puede pasar "mu malamente".