sábado, 7 de marzo de 2015

Intento al Aneto

El viernes 06 de marzo partimos a las 20:30 h. rumbo a Benasque, el objetivo es ascender el Aneto (3.404 m.) pero la casualidad iba a hacer que no consiguiéramos nuestro objetivo, acababa de cambiar las botas de travesía unas Dynafit Zzero 4 que no me quedaban bien por unas ligeras La Sportiva Spitfire que a priori me quedaban bien.

El sábado después de dormir en una calle de Graus llegamos al aparcamiento de Llanos del Hospital a tiempo de no quedarnos sin sitio. Nos preparamos y comenzamos la ruta hacia La Renclusa Susi, Ángel Luis, Nacho, Charini y yo.



Ya en el Plan de Estan comienzo a notar molestias en el puente y en el espolón del 5 metatarsiano. (Mal asunto), llegamos a La Besurta y me forro los pies con Compeed y Tape, y continuamos a La Renclusa, nosotros dormimos en tienda porque somos cuatro (las perras y nosotros dos), así que tras un descansito, poniendome las "Crocks" del refu, nos vamos a poner la tienda.



La garbanzada nocturna como plato fuerte del refu no tiene desperdicio y nos ponemos hasta arriba, después vendrían las lamentaciones...y los retortijones.

A las 5:30 horas suena el despertador, nos preparamos y salimos a desayunar al refu, dejamos a las perras en la tienda (ay madre), y a las 7:00 h., comenzamos la subida, yo no me siento cómodo con las botas pero no me pienso rajar tan pronto, ya veremos. La subida hasta el portillón superior la voy aguantando sin demasiados excesos, al tran-trán, callado, concentrado en pisar lo mejor posible para no hacerme más daño del que ya me estaba haciendo. Llegados a un punto de estos 800 m. de desnivel les digo a mis compis que yo, de momento, me planteo el objetivo de llegar al collado de Coronas, porque no quería perderme el descenso por el glaciar del Aneto hasta Aigüalluts.

Superamos el portillón superior (2.900 m.) con crampones y piolet, al quitarme los esquís y colgarlos de la mochila veo que me he cargado la cuchilla y la plataforma donde encaja (madre mía, más puntos para no alcanzar la cima), en fin cuando toquen cuchillas me pongo crampones.



Comenzamos la travesía a media ladera hasta el Collado de Coronas (3.196 m.), y llegué, objetivo cumplido, la media ladera me terminó de fastidiar, saco mis conclusiones a estas horas de ascensión: el día es perfecto, la nieve también, físicamente voy sobrado pero...no estoy disfrutando nada. Ni tan siquiera el admirar las montañas me saca una sonrisa, sólo tengo sentidos para mis pies. Así que decido quedarme. Charini se queda conmigo, ya subiremos en otra ocasión.

Aquí Charini aprovecha para decirme que mientras que nosotros estábamos desayunando la Sua se ha comido parte de su saco de plumas. Los pies me duelen tanto que no sé ni cómo voy a llegar desde aquí al coche con las mismas botas (dios!). Descansamos 5´ pero no quiero parar mucho, para que no se enfríen los pies y duelan más.





Así que preparamos los esquís para el descenso.



No doy pie con bola esquío peor que un mono, sólo espero llegar abajo sin más consecuencias, no disfruto ni la bajada...




Me doy la vuelta y Puka no baja, se ha quedado bloqueada en un paso de nieve dura, la llamamos lloriquea, se pasea, lo intenta pero no baja. Al final se escora hacia la morrena lateral y consigue llegar hasta nosotros. Se acerca a mi, que sólo lo hace cuando realmente necesita algo, tiene las manos con heridas, la doy ánimos, no puedo hacer otra cosa y seguimos bajando, paro miro hacia atrás y veo a Charini en el suelo, de mala manera, (¡ay dios!). "¡¿Estás bien?!", la pregunto. Me levanta el dedo gordo. Menos mal, pero no se levanta, vuelvo a preguntar, me dice que sí. Ya me quedo más tranquilo, cuando se levanta y se acerca a mi me dice que se ha caído que ha saltado el esquí pero que se ha retorcido la rodilla y le duele pero no parece mucho. Seguimos bajando.

Por fin, llegamos a Aigüalluts, esperamos a Nacho y a Ángel, de paso me descalzo, comemos algo, hace un día espléndido pero por más que intento disfrutar de las vistas no es cómo otras veces, como siempre. En mi interior sólo quiero llegar a la Fufi.

Como no vienen y yo no quiero parar demasiado, nos ponemos en marcha. Toda la planicie de Aigüalluts es enorme. Además, Tauro de mi no me gusta que me hagan mis cosas y hemos dejado la tienda, los sacos, los aislantes y alguna cosa más en La Renclusa, así que, por mucho que Charini insistía yo "empezonado" en subir con ella a por nuestras cosas, total ya estaba todo el daño hecho. Llegamos a La Renclusa recogemos, cargamos con el hermano pequeño gordo y para abajo, a la que Charini se da cuenta que ha perdido la estaca de nieve, seguramente en la caída que tuvo en el glaciar. Otra cosa menos, ¡vaya finde!

Con todo el mochilón a la espalda iniciamos el descenso de La Renclusa, Charini ya hasta se bloquea en cositas fáciles, hay que llegar como sea a la Fufi, llegamos a La Besurta, bajamos al Plan de Están, interminable, y los últimos metros para salir del Plan se me hacen interminables, Charini me anima pero yo ya ni atiendo, ni respondo sólo aguanto el dolor. Por fin comenzamos el último descenso hasta Llanos del Hospital, llegamos, llamamos por teléfono a nuestros amigos y me recogen a pie de carretera.

No doy ni un paso más con estas botas.

Por la noche Puka no puede abrir los ojos, creo que las largas jornadas de nieve se le han acabado. Vuelve a tener irritación de los ojos.

El lunes por la mañana llevamos las botas a Fuera Pista, una tienda taller especializada en las distintas modalidades de esquís y, de momento, me han dado esperanzas para moldearlas a mis pies. ¡Ojalá que sí!

Balance de daños: irritación de ojos de Puka, esguince del ligamento lateral izquierdo de rodilla izquierda de Charo, mis pies doloridos pero aparentemente sin fractura, botas a moldear, saco de plumas desgarrado, plataforma de la fijación rota, cuchilla partida, estaca de nieve perdida pero: Llegamos sanos y salvos.