sábado, 13 de diciembre de 2014

Valle de Benás

Ya tocaba visitar Pirineos y más aún la zona de Benasque, ni me acuerdo la última vez que estuve aquí, al menos una de ellas tocamos techo, el Aneto, de eso ya han pasado algunos años.
Esta vez, sin ánimo de hacer cumbre en el pico más alto de Pirineos pero sí de conquistar algún tres mil, nos vinimos al valle de Benás que pertenece al Parque Natural de Posets-Maladeta. Nuestro objetivo el Pico de Alba.


Nada más aparcar resulta que el coche de al lado pertenecía a un colega del Club de Bajo Cero, de Parla, y tocayo, Dani Pelegrina, que junto a Juanjo, les pillamos desayunando su ya típico ColaCao con cereales. Tras una charleta mientras preparábamos las cosas salimos de paseo por la carretera hacia arriba y poco más de 500 m. más arriba nos colamos en la pista de esquí de fondo que estaba recién pisadita.

Como una media hora más tarde llegamos al Plan de Están una charca de Shreck de origen glaciar que aún en invierno tiene sus arrestos y en donde hay un auténtico laberinto de pista de esquí de fondo.



Aquí elegimos bien el trazado y conseguimos continuar hasta el parking de la Besurta sin dar rodeos.


Y a partir de aquí comienza el calvario, la nieve recién caída los días anteriores estaba sin asentar así que cada paso sin raquetas ni tablas era meter el pie hasta la rodilla o más, la Elfa que me acompaña (25 kg menos que yo) no se hundía y era desesperante como cada paso que daba ella era bueno y cada paso que daba yo era hundirse hasta tocar fondo. Desesperante y agotador. Y así llegamos al refugio de La Renclusa donde directamente tomamos dirección al Pico del Alba.



Cuanto más subíamos peor, pero a esto uno está acostumbrado y aunque me cagaba en lo más alto que podía, seguía subiendo. Porque no importa cuántas veces caes, lo importante es cuántas veces eres capaz de levantarte. Y lo que me hizo desistir no fue el esfuerzo, con malas condiciones ( y menos mal que no eran malas), es dónde te das cuenta lo importante que es llevar buen material, y yo me equivoqué con los pantalones, sí, me traje unos bonitos pantalones de esquí que ya en pistas no me han gustado y no sé en qué infeliz momento se me ocurrió meterlos en la mochila, no transpiran y sudas como un jabalí. Así que entre el esfuerzo y los pantalones llevaba las piernas sudadas a tope y el pantalón empapado, Charini ya me iba diciendo que nos diéramos la vuelta pero no lo ví hasta que en una de las paradas me quedé frío y me costó mucho entrar en calor. Seguimos un poco más adelante pero al imaginarme que por cada 100 m. de ascensión baja un grado la temperatura supe que iba a pasarlo mal en poco más de docientos metros más arriba, no merecía la pena, ni el esfuerzo, subir más.


Así que vuelta para abajo y a disfrutar del día, que era estupendo, frío pero sin aire y el paisaje era espectacular.

En los ibones del Paderna, con el pico Paderna al fondo.
Esta perrita cada vez parece más una loba.


Ver siguiente día.