jueves, 18 de diciembre de 2014

1er Corredor Hermana Mayor

De buena mañana nos cargamos con todo la artillería y nos vamos a la zona del Zabala a hacer un corredor, parece que el día se presenta muy bueo, el anticiclón (queramos o no) se va a plantar por España por unos días pero las temperaturas nocturnas son bajas por lo que por la mañana la nieve está dura.



La nieve...y las piedras, nuestro gozo en un poco, y nuestro mono de esquí de montaña también, nos sentimos ridículos cargando con los esquís, no está la cosa para estos menesteres pero, con la esperanza de que mejoren las condiciones más arriba, hacemos un poder.


Llegamos como podemos hasta donde podemos y aparcamos las tablas sabiendo que será por unos cuántos días, el descenso no la haremos con esquís, los quiero mucho. Así que nos ponemos los crampones, estamos de estreno, Charini aprovechando la tarde en Benasque pilló unos Grivel G-12 que hay que quitarles el filo a la de ¡ya!.


Seguimos ascendiendo desde la base de la hermana Menor hasta la reunión del corredor primero con bastones y en el último tirón con piolets.


Las perritas a lo suyo y nosotros tras una roca nos encordamos y tiro para arriba sin más. Está la nieve muy bien así que subo a pelo sin meter nada.




Arriba me hago una trinchera y me siento para asegurar a Charini en su: "PRIMER CORREDOR".



Y así alcanzamos el final del corredor, y para que o se nos eche la hora enfilamos para abajo sin mirar para atrás ni nada, deseando volver en breve a hacerlos todos, poco a poco.


domingo, 14 de diciembre de 2014

Forau de Aigualluts

Después de la visita a Benasque y de unas compritas por las tiendas de deportes (menudo vicio tenemos), nos tomamos unas cañitas con Pele y Juanjo y nos fuimos a cenar y a dormir al parking de Cerler.

A la mañana siguiente la idea era hacer aluna montaña cercana al puerto de L´Ampriu, pero cuál es nuestra sorpresa al llegar que está más pelao que el culo de un mandril. Así que vuelta al valle de Benás.

La primera idea era ir al Forau de Aigualluts, una formación rocosa que cierra el paso al río, sumidero natural de las aguas procedentes de los glaciares de Aneto y Maladeta y que emergen en el Vall d´Arán, con unas dimensiones de 70 metros de diámetro y 40 de profundidad.

Esta vez en lugar de utilizar la pista de esquí de fondo y habiendo escarmentado usamos las tablas y foqueamos remontando el río Ésera hasta alcanzar el llano del Hospital dónde aprender los principiantes del esquí de fondo. Pasada la zona de Llanos del Hospital empiezo a liarme la manta a la cabeza, parece que hay una buena pala para subir al Pico Salvaguardia y al pico Sayó. Sacamos el mapa y nos ponemos a ello.

En las primeras rampas vemos que la cosa no pinta tan bien hay nieve costra y ésta es muy difícil de controlar al descender,  ratos te hundes y a ratos vas por encima pero no sabes cuándo se te va a hundir el suelo. La pala de bajada, desde abajo no tiene pinta de ser un camino de rosas y, sobre todo, es nuestra primera salida del año con las tablas, así que tras subir los primeros metros, vuelta sobre nuestras pisadas, pero aprovechamos para hacer una bajadita y comprobar que, efectivamente la nieve está juguetona.

Una vez en el valle de Benás volvemos a plantear la ruta inicial y cómo ya vamos un poco tocados del día anterior, de momento vamos a llegar a La Besurta y luego, ya veremos.

Alcanzamos La Besurta y el "ya veremos" se convierte en seguir hasta el Forau de Aigualluts, en poco más de 40´ llegamos a está alucinante maravilla de la naturaleza. Nos deleitamos con la naturaleza y sus caprichos y vuelta a la Fufi sin quitar las pieles salvo en la última bajada por la pista de esquí.

El día de nuevo excelente, y por lo visto en el resto de España agua y más agua como pudimos comprobar en el viaje de vuelta que no paró de llover desde Huesca hasta casa.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Valle de Benás

Ya tocaba visitar Pirineos y más aún la zona de Benasque, ni me acuerdo la última vez que estuve aquí, al menos una de ellas tocamos techo, el Aneto, de eso ya han pasado algunos años.
Esta vez, sin ánimo de hacer cumbre en el pico más alto de Pirineos pero sí de conquistar algún tres mil, nos vinimos al valle de Benás que pertenece al Parque Natural de Posets-Maladeta. Nuestro objetivo el Pico de Alba.


Nada más aparcar resulta que el coche de al lado pertenecía a un colega del Club de Bajo Cero, de Parla, y tocayo, Dani Pelegrina, que junto a Juanjo, les pillamos desayunando su ya típico ColaCao con cereales. Tras una charleta mientras preparábamos las cosas salimos de paseo por la carretera hacia arriba y poco más de 500 m. más arriba nos colamos en la pista de esquí de fondo que estaba recién pisadita.

Como una media hora más tarde llegamos al Plan de Están una charca de Shreck de origen glaciar que aún en invierno tiene sus arrestos y en donde hay un auténtico laberinto de pista de esquí de fondo.



Aquí elegimos bien el trazado y conseguimos continuar hasta el parking de la Besurta sin dar rodeos.


Y a partir de aquí comienza el calvario, la nieve recién caída los días anteriores estaba sin asentar así que cada paso sin raquetas ni tablas era meter el pie hasta la rodilla o más, la Elfa que me acompaña (25 kg menos que yo) no se hundía y era desesperante como cada paso que daba ella era bueno y cada paso que daba yo era hundirse hasta tocar fondo. Desesperante y agotador. Y así llegamos al refugio de La Renclusa donde directamente tomamos dirección al Pico del Alba.



Cuanto más subíamos peor, pero a esto uno está acostumbrado y aunque me cagaba en lo más alto que podía, seguía subiendo. Porque no importa cuántas veces caes, lo importante es cuántas veces eres capaz de levantarte. Y lo que me hizo desistir no fue el esfuerzo, con malas condiciones ( y menos mal que no eran malas), es dónde te das cuenta lo importante que es llevar buen material, y yo me equivoqué con los pantalones, sí, me traje unos bonitos pantalones de esquí que ya en pistas no me han gustado y no sé en qué infeliz momento se me ocurrió meterlos en la mochila, no transpiran y sudas como un jabalí. Así que entre el esfuerzo y los pantalones llevaba las piernas sudadas a tope y el pantalón empapado, Charini ya me iba diciendo que nos diéramos la vuelta pero no lo ví hasta que en una de las paradas me quedé frío y me costó mucho entrar en calor. Seguimos un poco más adelante pero al imaginarme que por cada 100 m. de ascensión baja un grado la temperatura supe que iba a pasarlo mal en poco más de docientos metros más arriba, no merecía la pena, ni el esfuerzo, subir más.


Así que vuelta para abajo y a disfrutar del día, que era estupendo, frío pero sin aire y el paisaje era espectacular.

En los ibones del Paderna, con el pico Paderna al fondo.
Esta perrita cada vez parece más una loba.


Ver siguiente día.